Parecía que ayer Luis Videgaray había destapado a José Antonio Meade como candidato del tricolor para las elecciones del próximo año. Las piezas parecían encajar: el PRI cambió hace poco sus estatutos para que no solo los militantes pudieran acceder a una candidatura, ha sido uno de los hombres de confianza de Peña Nieto y el actual secretario de Hacienda declaró que en el 2012 voto por el hoy presidente, pese a que era parte del gabinete de Calderón.
El PRI y el 2018, ¿el dilema es el candidato? - FOTO: NAYARIT POLÍTICO

Parecía que ayer Luis Videgaray había destapado a José Antonio Meade como candidato del tricolor para las elecciones del próximo año. Las piezas parecían encajar: el PRI cambió hace poco sus estatutos para que no solo los militantes pudieran acceder a una candidatura, ha sido uno de los hombres de confianza de Peña Nieto y el actual secretario de Hacienda declaró que en el 2012 voto por el hoy presidente, pese a que era parte del gabinete de Calderón.

No obstante, hoy Videgaray y Peña minimizaron el hecho y dejaron todo a la pura especulación. El secretario de Relaciones exteriores aseveró que «las decisiones políticas se tomarán donde deben tomarse»; mientras que el inquilino de Los Pinos indicó que «andan bien despistados todos, el PRI no elige a sus candidatos por aplausos».

Pareciera que a Peña se le olvidó que «la mafia del poder» lo eligió si bien no por aplausos sí por ser el más comodino a los intereses del partido, por ser carismático, mediático y por ser atractivo para las miles de mexicanas que lo seguían por carita.

Cómo olvidar su sobreexposición a cuadro en los canales de televisión y la primera dama que le asignaron. Cómo olvidar al triste de Manlio Fabio Beltrones que no le quedó de otra que declinar sus aspiraciones en aquel entonces.

Volviendo con  la actualidad el tricolor se encuentra en el momento cumbre, lanzó ya la convocatoria para elegir al bueno. Horas antes de hacerlo Rubén Escajeda, presidente de la Comisión Nacional de Procesos Internos, espetó: «La convocatoria reflejará la necesidad de construir un proceso transparente, equitativo que lo haga incuestionable».

Será el 14 de diciembre cuando ya debe de haber un nombre que acompañe a los otros candidatos, el de Morena –tercera de AMLO–, el del Frente Ciudadano por México y los independientes que se puedan sumar.

Lo que sí es seguro es que el PRI apela a su carácter de impoluto y a la nueva generación de priistas que quieren dejar la imagen de dinosaurio autoritario que traen tatuada. Duarte, Moreira, Yarrington y los que se sumen prueban que en el tricolor sigue cojeando del mismo pie.

Lo que debería de hacerse es evaluar la capacidad de los tres que parecen ser los más avanzados para ser el candidato –Videgaray, Chong y Meade– porque la cuestión está clara: de seguir en Los Pinos el PRI continuará el legado que tantos años le ha costado construir.

El horizonte parece seguir deparándonos compadrazgo, nepotismo, impunidad, sobornos y complicidad criminal; todas estas tan ad hoc para nuestra clase política, para nuestro sistema, ese que gobierna sin importar quién es el presidente o de qué partido es.

 

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