Costa Rica fue el lugar paradisiaco en el que Mar y Arantxa fueron asesinadas.
Mar era mexicana; Arantxa, española: ambas disfrutaban de los escenarios paradisiacos de Costa Rica cuando fueron asesinadas.
En un abrir y cerrar de ojos, el carácter aventurero de dos mujeres se convirtió en un minuto de silencio propagado entre los viajantes de todo el mundo. La primera en aparecer en los medios de comunicación fue la mexicana María Trinidad Mathus Tenorio (Mar), quien, a sus 25 años, fue asesinada en una playa de Costa Rica.
Días después, otro caso, en el mismo país, salió a la luz: Arantxa Gutiérrez López sufrió una agresión sexual en una playa de Tortuguero, donde encontraron su cuerpo sin vida.
La muerte de ambas mujeres no solo ha demostrado que los índices de violencia de género siguen incrementando ―en ese país y en varios rincones del planeta―, también ha dejado en evidencia el talento femenino y el espíritu aventurero que las unió en un destino que, más allá de fomentar miedo, debe impulsar una mayor exigencia social con respecto a las medidas de seguridad para toda la población, oriunda o extranjera.
Mientras Mar preparaba su primer material discográfico y tenía en puerta varias presentaciones en México, Arantxa usaba sus conocimientos y su talento para el cuidado de personas con problemas neurológicos, además de ser una asidua defensora de la naturaleza y los animales. No obstante, la vida de ambas fue sesgada repentinamente, mientras disfrutaban de los escenarios paradisíacos de Costa Rica.
No cabe duda de que estos dos casos quedarán en la memoria de quienes, como Mar, deciden cargarse la mochila a la espalda y salir en busca de aventuras y nuevas experiencias en otras latitudes del mundo; porque el mejor homenaje para ambas mujeres será seguir viajando, seguir conociendo y haciendo amigos alrededor del mundo, para que la palabra viajar, no incluya entre sus etiquetas los vocablos miedo y muerte, sino sorpresa, experiencia y aprendizaje.
Por Yohualli K.
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