Añoranza, nostalgia y racismo en el andar del siglo XXI.
Añoranza, nostalgia y racismo en el andar del siglo XXI.

Con la Frente Marchita.

No hay nada más humano que la añoranza de un buen pasado, la nostalgia de recuerdos espléndidos y la melancolía del ayer que siempre nos recuerda lo bueno, y lo malo, de nuestra existencia. Así nos decía Gardel con sus majestuosos tangos y así lo reafirmaba Sabina con sus estribillos evocando al pasado.

Es característica del ser humano tener presente el pasado y ―justo lo que en este texto se pretende―, recordar episodios de la Historia y transportarlos (casi revivirlos) en la actualidad. Resulta imperante tener presente lo que sucede hoy día y cuáles son las similitudes con situaciones pasadas. Por ejemplo, en estos últimos años, vimos cómo el candidato a la presidencia de Brasil, Jair Bolsonaro, hizo declaraciones racistas, luego de que un indígena lo increpara durante una audiencia pública y el funcionario respondiera: «Él debería ir afuera y comer pasto, así puede mantener sus orígenes». ¿No les parece familiar tal racismo?, ¿no les recuerda a los antaños discursos de un dictador de origen austriaco?; o qué tal aquella declaración homofóbica del 2011: «Sería incapaz de amar a un hijo homosexual. No voy a responder como un hipócrita, ante eso, prefiero que un hijo mío muera en un accidente». ¿Les evoca acaso al mismo personaje histórico: Hitler? Y ni hablar de las declaraciones xenófobas y misóginas del brasileño.

Pero no echemos toda la carne al asador de este lado del continente, pues hace poco se aprobó «el decreto Salvini». Permítanme contextualizar: Matteo Salvini es un político italiano que se ha encargado de hacernos revivir la historia de su propio país, es decir, cuenta con políticas racistas y xenófobas lo que ha desatado una ola de ataques a migrantes, sobre todo, de origen africano; siendo uno de los más recientes y sonados, la agresión que sufrió la atleta de origen nigeriano Daisy Osakue, al casi perder un ojo cuando individuos le arrojaran huevos desde un automóvil, luego de haber sido perseguida y acosada por dichos personajes. Bien, «el decreto Salvini» es otra política que busca limitar la protección a los migrantes, facilitar las deportaciones y endurecer las condiciones para los solicitantes de asilo. Persecuciones, racismo y cierre de fronteras, parecen evocar a aquel líder italiano que impuso sus leyes desde los años veinte hasta el 8 de septiembre de 1943 con el armisticio de Italia ante las fuerzas Aliadas.

Y ni mencionar al polémico Trump, con sus políticas racistas, el muro, la guerra comercial con China, el cierre de fronteras, la separación de familias de migrantes, entre otras de una larga lista que pareciera revivir los duros años cuarenta europeos.

Aunque Gardel y Sabina ―con sus canciones «Volver» y «Con la frente marchita» respectivamente― nos lleven de la mano a su nostalgia de enamorados, las acciones de Bolsorano, de Salvini y de Trump nos reiteran que, a veces, es necesario recordar, no con añoranza, sino con consciencia, para tener presente una historia que nos permita distinguir qué repetir y qué evitar en pro de un mundo menos injusto.

Por Cecilia Galicia

HOY NOVEDADES/LIBRE OPINIÓN