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Orgía Deportiva.

Después de seis décadas France Football se dio cuenta de que existe el futbol femenil.

El próximo 3 de diciembre en París, la revista France Football entregará por sexagésima primera vez consecutiva el Ballon d’Or, pero será la primera ocasión que se distinga al futbol femenil. Ese lunes en la capital francesa acontecerá un hecho histórico que, por ser merecedor de esa etiqueta, demuestra la desigualdad que existe entre ellos y ellas en el deporte más popular y capitalista del mundo. Ya son más de 150 años de futbol y la historia sigue en deuda con aquellas que se enfrentan a prejuicios, complejos y demás por patear un balón con algo diferente a la testosterona.

Los ingleses arrancaron un pedazo de esencia del rugby e inventaron un nuevo deporte: el futbol. Fue en 1863, cuando surgió de manera oficial la Football Association (FA), organismo que en un inicio estableció, por decreto patriarcal, que este nuevo juguete solo podían jugarlo los hombres. Tuvieron que pasar 32 años para que un grupo de mujeres subversivas demostraran que las prohibiciones de la FA y la sociedad eran nefastas y el 23 de marzo de 1895 jugaron el primer partido oficial del futbol femenil.

Años más tarde el nuevo juguete se popularizó por su simplicidad para practicarlo y se expandió de la isla al mundo entero por la naturaleza nómada y, a su vez, colonialista del ser humano. Los franceses se encargaron de idear torneos para la posteridad. Primero fue Jules Rimet, abogado, árbitro y dirigente de futbol, quien creó la Copa del Mundo, que se jugó por primera ocasión en 1930 en Uruguay; después apareció Gabriel Hanot, periodista del diario L’Equipe y exjugador de futbol, quien idealizó la Copa de Europa (hoy Champions League), la cual tuvo su primera edición en 1955.

Un año más tarde, otra vez en la tierra del emperador Napoleón, la revista France Football creó un premio que distinguiría al mejor jugador de cada temporada: el Ballon d’Or. Pero a este trofeo individual solo podían acceder futbolistas de nacionalidad europea (razón por la cual Pelé y Maradona no ganaron este galardón). Sobra decir que solo se contemplaba a los hombres.

Transcurrieron 39 años para que el Balón de Oro incluyera a jugadores de cualquier país, con la salvedad de que jugaran en un club de Europa. Las mujeres seguían sin figurar, pese a que en 1969 se fundó la Asociación Femenil de Futbol en Inglaterra y, para 1970, se jugó el primer Mundial de futbol femenino en Italia; en 1971, se eliminó la prohibición (aunque no en todos los países) para que las mujeres jugaran oficialmente este deporte.

La FIFA hizo un esfuerzo años atrás y en el 2001 empezó a entregar el FIFA World Player (hoy conocido como premio The Best) también a las féminas. Con el detalle de que este premio se empezó a entregar una década antes. Sí, solo para los hombres. Pero para que el Balón de Oro de France Football incluyera a las mujeres tuvimos que llegar al siglo XXI: Hasta este 2018 se reconocerá a la mejor futbolista del año.

Pascal Ferre, editor de la publicación francesa, señaló: «El futbol de mujeres es una disciplina en auge que merece el mismo respeto que el futbol de hombres. Está alcanzando su madurez y creciendo aún más. Más de 760 millones de televidentes siguieron los partidos de la más reciente Copa del Mundo de mujeres en 2016, y eso no sucede por casualidad».

Da la impresión de que las palabras de Ferre se traducen en una sola palabra: negocio. Parece que el editor de France Football justificó la inclusión de las mujeres porque ahora sí se paga por los derechos de transmisión de sus juegos, lo que significa la facturación de patrocinadores que ven en el futbol practicado por las mujeres una nueva forma de exposición. Esta circunstancia debe ser aprovechada por las futbolistas, para exigir mejores condiciones contractuales, que les permitan equipararse, de a poco pero en paso veloz, a los beneficios que gozan muchos de los varones que juegan este deporte de forma profesional.

Si bien es un hecho irrefutable que la distancia monetaria entre el futbol varonil y el femenil es notable, y que las ganancias del primero ridiculizan las del segundo, pero no es una obviedad decir que las mujeres futbolistas deben pedir que esa brecha se acorte y, por qué no, buscar el apoyo y respaldo de los hombres futbolistas, valiéndose de campañas sociales y publicitarias que incluyan a ambos por igual, así como contratos que beneficien a ambos. Aún hay mucho por hacer, pero si el balón no distingue entre hombre y mujer al ser pateado, por qué nosotros tendríamos que hacerlo.

Gustavo «El Displicente»

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