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Un recorrido de más de 2 mil kilómetros es lo que pretenden hacer los cientos de hondureños que conforman la caravana migrante y pretenden llegar a Estados Unidos. Los centroamericanos huyen de la grave situación que atraviesa su país, quien no encuentra en su presidente, Juan Orlando Hernández, un guía que les dé las condiciones básicas para vivir dignamente. Este éxodo masivo se sustenta en aspiraciones más que en certezas, prefieren arriesgar su vida que seguir enfrentando la miseria cotidiana que ahora buscan dejar atrás.

Pésima idea en tiempos en los que el presidente del país al que quieren llegar se llama Donald Trump. El magnate republicano es especialista en rechazar a los foráneos, sus políticas basadas en la frase «First America and firs America» restringen el de por sí el complicado acceso a suelo norteamericano. Si es difícil entrar a Estados Unidos de forma legal, hacerlo de contrabando es, actualmente, casi imposible. Las medidas de seguridad desplegadas en la frontera con México son cada vez más duras y, si el muro fronterizo se materializa, el sueño americano se difuminará por completo.

Lo que los hermanos hondureños no saben (o fingen no saberlo) es que para llegar a esa promesa onírica llamada Estados Unidos deben enfrentarse primero a la pesadilla que lleva por nombre México. Ese país que, una vez superada Guatemala, se interpone en su camino a la tierra que vio nacer a Trump. Ese país en donde si no es La Bestia es el crimen organizado quien desaparece hombres a montón: actualmente son más de 37 mil según el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED). Ese país donde las autoridades tienen que apilar cuerpos sin identificar en la caja refrigeradora de un tráiler porque ya no tienen espacio para resguardarlos. Ese país en el que ayer se aseguró un tráiler con 157 migrantes centroamericanos que se dirigían a Tamaulipas en pésimas condiciones.

Aunado a esto, que no es poco, se agregan los bajos y deleznables intereses políticos que se suscitan en torno al tema migratorio. Trump ya amenazó al gobierno de Honduras con retirarle el apoyo económico anual que le envía desde 2014; para el próximo año se estima que Washington envíe 65.7 millones de dólares. De acuerdo con el diario El Comercio, Estados Unidos ha «comprometido en América Central (Honduras, Guatemala y El Salvador)» alrededor de 2 600 millones de dólares.

Por otro lado en Honduras también hay qué contar. La oposición al gobierno culpa a J y su mala administración del éxodo de sus habitantes y, además, en voz del expresidente Manuel Zelaya, arenga a los migrantes asegurando que Estados Unidos tiene la «obligación» de recibirlos al encontrarse en «estado de terror y muerte, provocado por la violencia militar, fraude, privatizaciones y crimen organizado de la dictadura de Juan Orlando Hernández que ellos sostienen y apoyan».

A esto y más se enfrentan los hondureños y, aun así, se aventuran a jugársela. Buscando entre kilómetro de tierra y desconcierto una esperanza que les dé una mejor vida fuera de su lugar de nacimiento.

 

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