Esperen, no es cualquier político…
Esperen, no es cualquier político…

Los medios de comunicación tenemos el deber de dar mejor lectura a los actos y discursos de AMLO.

Connotar. tr. Ling. Dicho de una palabra: Conllevar, además de su significado propio o específico, otro de tipo expresivo o apelativo.

De un tiempo para acá, los medios de comunicación hemos ejercido de mala forma la profesión. No nos interesa dotar al lector o audiencia de armas para que juzgue, tome decisiones o conozca a fondo las consecuencias de algún hecho y sus antecedentes. Esto no se debe a una incompetencia, sino a la lucha por la inmediatez.

Los «nuevos» tiempos nos obligarán a modificar nuestras prácticas periodísticas y a dar sublecturas de lo que el nuevo sexenio y su política y políticos nos deparan.

Andrés Manuel López Obrador ha sido, hasta ahora, maltratado por los medios de comunicación bajo cualquier pretexto, mucho cambiaría la situación si los comunicadores se volcaran a lo que el presidente electo expone en el simbolismo de su actuar y su hablar. No se trata de escribir un texto romántico en torno a sus discursos, sino de prever sus próximos pasos o descifrar las verdades que va fraguando conforme pasan los días.

Muchas de las iniciativas que ahora vemos aprobarse en el Congreso son derivadas de discursos que el tabasqueño ha dado. Sus peleas con el empresariado, su postura sobre la regulación de las drogas, su deseo de forjar una Guardia Nacional, entre otros temas, fueron pronunciados o inferidos en diversos momentos de su campaña reciente, pero los medios de comunicación, y por ende la ciudadanía, no lograron visualizarlos.

Y es que, para entender los dichos de Obrador, es necesario comprender su historia y la pugna que ha perseguido; siendo en todo momento un opositor, ha pertenecido siempre o casi siempre al partido perdedor y, ahora, ha conseguido ganar las elecciones, por lo que, en esta etapa, busca llegar fuerte al primero de diciembre.

Su presencia en medios ha sido para dar anuncios importantes que por sí mismos dicen mucho de la calidad de político que es. Aunque especialistas en diversos temas señalen que es un mal político, cabe decir que es tan bueno que, como opositor, ha logrado ganar los comicios de mayor afluencia en la historia reciente de México.

Como político, Obrador es más relevante que muchos otros, su manera de hacer política puede ser cuestionable, pero ello no quiere decir que su ejercicio esté mal. Es decir, puede aplicar consultas de manera exprés, no obstante, al menos se sabe respaldado por un mínimo sector de la población. Los consultados, en su mayoría, son gente que coincide con su ideal político, lo que representa a un cúmulo de ciudadanía que votó por él y lo seguirá a toda costa. En fin, Andrés Manuel, se sabe poseedor de dicho «fanatismo».

Sus decisiones recientes e, inclusive, los lugares en donde ha hecho anuncios dicen mucho de quién verdaderamente es López Obrador y de su sentir político. El tabasqueño se presenta ante una multitud de militares a sabiendas de que quienes ostentaban cierto poder en las élites castrenses no han quedado dentro de su gabinete; se mete al Campo Militar No. 1 y dice confiar en ellos, solicita su apoyo para conformar la Guardia Nacional. Días antes, se presenta en el Archivo General de la Nación en donde recalca que quiere pasar a la historia como el mejor presidente de México y habla, entre otras cosas, del simbolismo del lugar, en donde la Decena Trágica fue ejecutada, en donde Madero fue fusilado a traición.

Andrés Manuel sabe de qué personajes debe rodearse y, por ello, busca cercar la vieja guardia militar para crear un nuevo grupo que lo siga sin cuestionamientos, pero siempre bajo el sello del mando castrense.

Otro ejemplo del subtexto a leerse es su actuar en contra del empresariado. Aunque ha modificado su discurso contra ellos en varias ocasiones, sus actos dan más de qué hablar. Mientras se le critica por ser ambiguo en su discurso, en el acto es contundente: el NAIM se cancela. Golpe de autoridad al empresariado mexicano al cual reúne para completar el proceso de «beso-cachetada». Ofrece la conformación de un equipo asesor que funcionará solo cuando requiera inversión o facilidades para la edificación de grandes obras.

Golpe de autoridad también es el hecho de presentarse ante medios y comprometerse a realizar próximas consultas. No va a medios a imponerse dictatorialmente como sí lo hacía en campaña. Es más pasivo y menos impulsivo. Habla de las prácticas que habrá, se mete a la cueva del lobo y tiene la capacidad de salir ileso. Granados Chapa dijo en su decálogo: «nunca escriba o diga algo de una persona que no se le pueda decir a la cara» y esta es una falta en la que incurren varios periodistas de los medios tradicionales. La autoridad impuesta por Obrador es el motivo.

Dejemos pues de ver a López Obrador como un mesías, dejemos de verlo como un mal político. Procuremos observar todo lo que engloba sus discursos. Hagamos un análisis de lo que propone, de lo que escribe y dispone. Obrador no es un personaje que hable literalmente en todos y cada uno de sus discursos, pero sí desvirtúa  palabras como consecuencia de la repetición, esto a su vez nos lleva a dejar de entender su discurso. En fin, aprendamos a leer a López Obrador.

Por César J.G.

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