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«Chalecos amarillos» o «movimiento del 17 de noviembre» son los nombres que se le han dado al movimiento.

La política energética de Macron, basada en el aumento de impuestos en combustibles, ha provocado el enojo de los franceses. El gobierno asegura que el incremento tiene fines ecológicos.

El incremento en el precio de los combustibles en Francia, ordenado por el gobierno del presidente Emmanuel Macron, ha desatado una ola de protestas en las que han participado aproximadamente 282 mil personas; tales manifestaciones han dejado, hasta el momento, un saldo de más de 400 heridos, alrededor de 300 detenidos y un muerto.

Los franceses se oponen al incremento del litro de gasolina sin plomo de 95 octanos, el cual ha alcanzado los dos euros en algunos puntos del país. De acuerdo con cifras proporcionas por el Ministerio del Interior, se han presentado más de 2 mil actos de protesta en todo el país, en los cuales los enfrentamientos entre manifestantes y policías ha sido una constante.

Más de 400 carreteras han sido bloqueadas durante la jornada, detalló la dependencia gubernamental, quien refirió que en París, Caen y Buerdeos son las ciudades en donde se han efectuado más cierres en este tipo de vialidades. En uno de los actos de protesta una mujer murió atropellada al este de Francia, en el departamento de Saboya ubicado en la ciudad de Pont de Beauvoisin; según el reporte oficial una conductora entró en pánico cuando su auto fue golpeado por los manifestantes y arrolló a una de ellos.

En la capital francesa los inconformes con el aumento del impuesto a gasolina y diésel bloquearon la avenida de los Campos Elíseos y cercaron el Palacio presidencial del Eliseo, en donde se encontraba Macron; los manifestantes fueron dispersados por las fuerzas de seguridad con gases lacrimógenos.

Es preciso apuntar que los actos de manifestación han sido ciento por cinto ciudadanos, ninguno de ellos ha sido convocado ni organizado por partidos políticos ni sindicatos; la mayoría de los movimientos se han gestado en las redes sociales. En este sentido cabe mencionar que las fuerzas políticas de derecha y ultraderecha, liderada por Marine Le Pen (excandidata presidencial), han mostrado su apoyo a los manifestantes.

Los inconformes portan los chalecos amarillos utilizados por los conductores para ser visibles en carretera. «Estamos aquí, somos el pueblo. Nosotros los obreros ya no podemos vivir», externó uno de los manifestantes que cerraron una vialidad en el departamento de Jura, al este del país.

 

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