FOTO: INFORMADOR

El despistado Enrique Peña Nieto se olvidó de actualizar en sus cuentas de Twitter y Facebook, en donde aún aparece como «Presidente de México 2012-2018». Peccata minuta. Lo que no es un error nimio es que su amnesia le haya alcanzado para perder de vista que la inseguridad durante su sexenio fue, en GRAN parte, una responsabilidad completamente suya.

Y es que a tan solo unos días de haber salido de Los Pinos, el mexiquense salió a declarar que él como presidente hizo todo lo que podía para combatir este problema, por ejemplo, delegar a la Secretaría de Gobernación, en detrimento de la Secretaría de Seguridad Pública, las responsabilidades en materia de seguridad. Por lo que, aseguró, si los índices de inseguridad siguieron altos fue porque los gobiernos municipales y estatales no se apegaron ni dieron continuidad a las políticas de seguridad emitidas desde la cúpula presidencial.

Peña Nieto siguió con su discurso reflexivo con tintes de Poncio Pilatos y aclaró que «la debilidad» de los cuerpos policiacos referidos, así como el deficiente Sistema de Justicia Penal también fueron factores que no le ayudaron a cumplir con su objetivo de terminar con la inseguridad.

Se le olvidó al expresidente que él tuvo a su alcance, como jefe del Ejecutivo, de robustecer a los policías municipales y estatales, y que si éstas aún lucen enclenques es porque no se les capacita lo suficiente ni se les profesionaliza. Se le olvidó que su Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 y su Programa Nacional de Seguridad Pública 2014-2018 no consiguieron que los mexicanos viviéramos en paz.

Según el Inegi en 2017 (durante la administración de Peña Nieto, por si se le olvida) se alcanzó un nivel histórico de homicidios: 25 por cada 100 mil habitantes. Esto representó que el año pasado fuera considerado como el más violento de las últimas dos décadas. Pero este delito no fue el único que subió en el sexenio pasado: la extorsión, el robo a transeúntes, automóviles y casa habitación hicieron lo propio.

Las palabras del mexiquense son el fiel reflejo de lo que fue como presidente: un ser amnésico. Un mexicano con poder que ya no se acuerda de que no supo (o no quiso) ayudar a los millones de mexicanos que viven diariamente con la probabilidad de ser uno más de la cifra de muertos o desaparecidos. Tal vez por eso decidió ponerle fin a su vida política, para olvidar.

 

HOY NOVEDADES/EN BOGA