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Según el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), en México hay 2.3 millones de personas que trabajan como trabajadores domésticos. Esta cifra fue dada a conocer unos días antes del 30 de marzo, cuando se conmemora el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar. También se detalló que el 90 por ciento de la cifra son mujeres, es decir, aproximadamente 2 millones 70 mil mujeres mexicanas se dedican a esta labor.

Este trabajo tiene tintes de servidumbre y esclavitud, advirtió el Conapred en su informe titulado «Trabajadoras del hogar», en el cual se asevera que quienes laboran en este sector son víctimas constantes de discriminación, lo que propicia que se les paguen sueldos bajos, que tengan exceso de trabajo y, además, que no cuenten con prestaciones legales.

Sobre este último aspecto ayer la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) le ordenó al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) que desarrolle un programa piloto para que en el primer semestre del próximo año se implemente «un régimen especial de seguridad social para las trabajadoras domésticas». La SCJN refirió que el hecho de que «los patrones no estén obligados a inscribir a este tipo de empleadas al IMSS» es algo ilegal. Razón por la cual, el organismo pidió que «el régimen especial (…) no puede ser de carácter voluntario, sino obligatorio».

Por otro lado, de acuerdo con un reporte publicado por el IMSS el año pasado se cerró con 19 millones 418 mil 455 puestos de trabajo, de los que el 14 por ciento son eventuales y el 86 por ciento permanentes. En el mismo documento se establece que hubo un incremento en la creación de empleos formales, catalogado como el mejor desde 1996. En este sentido, se detalló que «el aumento anual en el empleo fue impulsado por el sector agropecuario con un crecimiento de 7.6 por ciento, transportes y comunicaciones con 6.7 por ciento y construcción con 5.8 por ciento».

El objetivo, indicaron los miembros de la Segunda Sala de la SCJN, es que en un lapso de tres años todas las empleadas domésticas en México cuenten con una cobertura de seguridad social completa y eficaz. Ahora veremos cómo gira esto si López Obrador fusiona el IMSS, ISSSTE y los servicios de Salud de Pemex. Tuvo que llegar el siglo XXI para poder proceder en esta asignatura pendiente, de algo que, a final de cuentas, es un derecho humano. Lamentablemente estamos en un país en donde las autoridades parecen no saber sobre ellos.

 

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