Desabasto, desde el imaginario de Carlos Fuentes /foto especial

Es de día en la Ciudad de México y los vehículos ya se encuentran formados en diversas gasolineras de las avenidas, como Insurgentes, sea norte, sur o centro, en todos lados los automovilistas buscan un poco de combustible para «no quedarse con el tanque vacío», indicó uno de los automovilistas que hacía fila.

Sobre la vialidad, a la altura del metro 18 de Marzo se encuentra una gasolinera, que vivía el mismo pesar que las demás: filas enormes esperando a recibir la carga, pero la verdad es que la mayoría quería hacer compras de pánico, lo cual acabó con las reservas de la estación.

Sobre la avenida, un viene viene, pidiéndole a los conductores que se metan a la calle Lindavista, para darle la vuelta a la estación, por Valparaíso, lo cual, los que buscaban el líquido, ahora «vital», sin embargo, la desinformación hacía de «teléfono descompuesto» sobre lo que sucede en cuanto al abasto de gasolina, unos decían que no había porque AMLO no quiso importar gas en fin de año, otros, según porque se espera un aumento a la gasolina.

Carlos Fuentes fue señalado en su momento, previo al inicio de la pasada administración porque uno de los libros que el expresidente Peña Nieto mencionó como de sus predilectos, fue La Silla del Águila, acto por lo cual la obra fue desdeñada por al menos seis años.

Pero ahora, al retomar el relato propuesto por Fuentes en 2003, se puede observar un ambiente similar: en el libro, una decisión presidencial orilló a los mexicanos a estar totalmente incomunicados: sin telecomunicaciones, a raíz de lo dicho por el ejecutivo Lorenzo Terán sobre el trato de Estados Unidos con su vecino sureño, lo cual deja incomunicados a todos en el país.

Situación en la que ahora nos vemos, al mantener racionado el combustible, sin embargo la incomunicación era tal que los servicios de comunicaciones eran obsoletos, salvo los tradicionales, como las cartas: pareciera que con el exceso de tecnologías de la información, preferimos como sociedad mantenernos en penumbra y solo actuar de manera impulsiva ante la «crisis» (principalmente provocadas por todos aquellos quienes buscan llenar su tanque con las compras de pánico), que más bien se ha convertido en un pánico colectivo infundado sobre la presunta falta de combustible.

Otro detalle similar dentro del libro, es la idea que tiene Terán sobre los asuntos que traviesa en ese momento la sociedad: ante marchas de trabajadores, estudiantes e inconformidades por la situación que atraviesa el país, Lorenzo cree que la sociedad puede cambiar por sí misma, hasta el momento en el que deja el poder por una situación súbita.

El tiempo nos dirá si AMLO mantendrá la imagen que Lorenzo Terán forjó en las páginas del libro o dará solución al problema de huachicol por el cual «cerraron la llave» del combustible nacional.