El militar Bruno Avendaño desapareció un 10 de mayo de 2018 en Tehuantepec, Oaxaca.
El militar Bruno Avendaño desapareció un 10 de mayo de 2018 en Tehuantepec, Oaxaca.

Bruno Avendaño y los 37 485 registros de desapariciones en México.

El marino Bruno Avendaño desapareció un 10 de mayo de 2018 en Tehuantepec, Oaxaca.  

Bruno Avendaño: a meses de tu desaparición, se declaró formalmente instalado el Sistema Nacional de Búsqueda de Personas, una inversión millonaria en bases de datos y no en peritos para encontrar a quienes están registrados como desaparecidos.

El 10 de mayo de 2018, Bruno Avendaño fue reportado por sus familiares como desaparecido. Tenía 34 años y era Policía Naval General de la Secretaría de Marina, pero el día en que la tierra se tragó su rastro estaba de vacaciones, visitando a su madre, cuidando su huerto y laborando en la propiedad del señor Nino.

Don Goyo, el último acompañante de Bruno, lo dejó en un paraje conocido como Los Manguitos, desde entonces, el dolor de su familia permanece con la esperanza de volver a abrazarlo algún día. A meses de su desaparición, en punto de las 12 horas con 14 minutos, el secretario de Gobernación, Navarrete Prida declaró como instalado el Sistema Nacional de Búsqueda de Personas.

Qué ocurrirá con las fosas clandestinas que no serán encontradas; con los migrantes centroamericanos o los grupos indígenas que no cuentan con un registro en el INE.

Bruno Avendaño, el dolor de tu familia, es el dolor de 37 485 desaparecidos, según las cifras oficiales de la Secretaría de Gobernación, cifras que siguen en aumento, mientras los programas gubernamentales no se enfocan en la prevención, sino en el accionar después de la tragedia.

El Sistema Nacional de Búsqueda de Personas tiene claros sus objetivos, no gastar en peritos para indagar en cada una de las desapariciones, pues el proyecto sería insostenible en términos económicos.

Por lo anterior, el método es la inversión de 28 millones de pesos para que en cada entidad federativa se cuente con este sistema conformado con una plataforma única en la que las distintas bases de datos estén concatenadas.

Las dos bases de datos que, hasta el momento, han servido para proyectar este sistema, son las de los Laboratorios Forenses de los diferentes estados y la del INE. Las primeras porque cuentan con las huellas dactilares de los cuerpos que no han sido reconocidos y la segunda porque tiene huellas dactilares, nombres, apellidos y fotos de los y las ciudadanas mexicanas.

La conjunción de estas bases de datos permitió que se arrojara un total de 4500 coincidencias que aún deben ser confirmadas, no obstante, es inevitable pensar en todas aquellas personas que no serán encontradas en una morgue; que siguen con vida, pero que son víctimas de trata.

Sin investigación de campo, qué ocurrirá con las fosas clandestinas que no serán encontradas; con los migrantes centroamericanos o los grupos indígenas que no cuentan con un registro en el INE; con las muertas que son enterradas a pedazos en terrenos baldíos; con las niñas abandonadas en maletas en una jardinera de la Ciudad de México; con las personas que dejaron su rastro en las cámaras de la capital que se borraron a la semana de que los familiares denunciaran; con las desapariciones forzadas, con las desapariciones del crimen organizado…

México es territorio de búsqueda, ya no solo de ciudadanos y ciudadanas mexicanas, por lo que un sistema que enfocará su trabajo en bases de datos del INE no será suficiente para responder a la exigencia, comprensible, de miles de familias que guardan la esperanza de saber, por lo menos, qué ocurrió con sus familiares.

Seguimos en su búsqueda, Bruno Avendaño.

 

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